Cuando
hay mucha gente junta, las cosas siempre suceden de una manera que nadie puede
predecir o planear. Sí, incluso las cosas que nadie desea que sucedan. ¿Te
parece esto increíble?
Piensa,
por ejemplo, en los atascos en las autopistas. ¿Hay alguien que quiera que haya
un atasco? ¿Hay alguien que realmente quiere estar ahí sentado sudando con
todo ese polvo y el calor en la autopista? Desde luego que no. La gente quiere
llegar a algún sitio tan pronto como sea posible. Pero, por ese preciso motivo
están atascados en una caravana. Y encima, eso sucede un día tras otro.
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